Mi anécdota
12/02/17
Sábado por la noche estaba tan emocionada por que fuera domingo,
ya que ese día me quedaría de ver con mi “cita “para el 14 de febrero; en
realidad saldríamos el 12 ya que el 14 de febrero había clases.
Estaba tan emocionada hablando con el chico que hace más de 4
años no veía.
Cuando íbamos en cuarto de primaria, él era un niño ñoño, pero a
mí me encantaba ser la que “defendía” a todos, aunque luego me burlaba. Pero el
caso es que yo estaba tan urgida por pasar un 14 de febrero con alguien, aunque
en realidad no era 14 pero a mí me hacía mucha ilusión.
Iba en segundo de secundaria y acababa prácticamente de entrar a
otra nueva escuela. Entonces nada me detenía para salir el 13 de febrero con el
niño ñoño de mi primaria, ya que en ese momento todo lo veía como un buen
comienzo.
Cuando yo me mensajeaba con el chico, o hacíamos llamada, se
escuchaba completamente normal y a la vez cambiado, como si ya no fuera aquél
niño rarito de la primaria (que le gustaba leer la biblia). La verdad es que
todo parecía ir muy bien.
Y esa noche por llamada acordamos que nos veríamos en un
Starbucks Coffee en la tarde.
Yo estallaba de emoción y felicidad, pintando en mi cabeza todos
los escenarios posibles, incluso imaginaba mi primer beso ese día.
Despierto al siguiente día, todo ya estaba listo y planeado; la
ropa que iba a usar, el tipo de maquillaje (aunque ni sabía pintarme bien).
Todo ya estaba planeado en mi cabeza. Las horas pasaron rápido y ya casi iba
ser el momento de vernos.
Llegué temprano a mi primera cita del “14 de febrero” y…
Espere una hora a que apareciera el chico, él me llamó y me dijo
que ya estaba a dentro, entre al café a buscarlo y no había nadie. Hasta que se
dio cuenta de que se había equivocado de dirección.
Cuando por fin llegó al
lugar, entro gritando, como para llamar mi atención. Yo después mire a mi mamá
con cara de que ya no quería quedarme, ella se rió ligeramente y se fue.
Ya estando ahí
el chico gritó mesero, lo cual me dio una gran vergüenza porque en aquél lugar
tu tenías que ir a pedir tu café y pasar a sentarte a donde quisieras. Entonces
le explique que eso no se hacía. Cuando estábamos en el mostrador pidiendo el
café, yo pedí un Venti Vanilla Bean Frappucino con raspberry syrup y él dijo
que quería un champurrado. La señorita que estaba en el mostrador hizo una cara
de horror, y dijo que ahí no daban champurrado, entonces él dijo que quería un
chococlatito bien caliente.
Yo me moría de pena; y en su intento de ser caballeroso cuando
yo iba a pagar mi café, el me aventó la mano y se me calló todo el dinero. Pasé
otra pena más con la chica del mostrador.
Cuando nos sentamos en los sillones, tuve las pláticas más
tontas de mi vida, incluso me dijo que como jamás había ido a un café así, el
planeaba ir de esmoquin. Y pasando unos minutos de pena que fueron horas para
mí, vi que se veía negra una parte de su brazo, entonces le pregunté, qué era
lo negro, y él se alzó la manga y me dijo que se había anotado temas de
conversación para hablar conmigo. En ese momento me fui al baño para marcarle a
mi mamá.
Salí y él me estaba esperando afuera del baño, y me dijo que significa
peligro cuando una mujer se va sin pagar la cuenta porque le hicieron lo mismo
a su papá.
Luego me dijo que, si me acompañaba al baño ?, me quede con pena,
asustada y enojada de que así saliera esta cita.
Y todo por urgida
Fue la peor cita de mi vida.
Comentarios
Publicar un comentario